SEPTIEMBRE

09 de Septiembre – 365 momentos con El


El vacío que solo Dios puede llenar


Alguna vez has sentido que, aunque lo tienes “todo”, algo dentro de ti sigue vacío? Buscamos llenar ese hueco con relaciones, éxito, dinero o placeres momentáneos… pero la sed del alma nunca se calma con aguas contaminadas.


Esa insatisfacción constante no es casualidad: es la señal de que tu corazón fue diseñado para beber de una fuente distinta, la única que no se agota. Jesús lo dijo claramente: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37).

09 de Septiembre – 365 momentos con El.

Regresa al río de su presencia y vive

09 de Septiembre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él


La sed que nada en este mundo puede apagar

Sed de Dios: la única que realmente sacia

"Mi alma está sedienta de ti, Señor."
Jesús dijo:
"Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:37-38).
Todos sentimos sed, no solo en el cuerpo, sino en el corazón. Sed de paz, de amor verdadero, de sentido. Y esa sed intentamos apagarla con personas, con dinero, con éxito o con entretenimiento… pero siempre volvemos a sentirnos vacíos. ¿Por qué? Porque esas “aguas” son pasajeras.

La Biblia lo explica de forma sencilla: los seres humanos somos como cisternas rotas (Jeremías 2:13). Ninguno de nosotros puede retener el agua suficiente para llenar a otro. Solo Jesús dijo: “El que venga a mí, no tendrá sed jamás.”

El error de Salomón y el nuestro

El rey Salomón, con toda su sabiduría y riquezas, buscó llenar su alma en personas y experiencias (Eclesiastés 7:27-29). Quería encontrar a alguien que lo comprendiera, alguien con quien tener comunión de corazón a corazón… pero al final descubrió que el hombre por sí mismo no puede dar plenitud.
¿Te ha pasado? Buscaste en una relación, en un logro personal o en un placer, y al final quedaste con más vacío que antes. Esa es la realidad: lo que intentamos saciar en lugares equivocados solo aumenta nuestra sed.

La verdadera fuente

Tu necesidad de satisfacción solo la puede llenar Dios. Por eso, deja de correr tras la aprobación de la gente, el brillo del dinero o los placeres temporales. Eso da felicidad momentánea, pero no paz duradera.

Isaías 55:1 nos recuerda: “A todos los sedientos: Venid a las aguas.”

Y Apocalipsis 21:6 lo confirma: “Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.”

Una historia que lo ilustra

Un joven le pidió a su pastor: “Quiero sentir más de Dios, quiero ser lleno de su Espíritu.” El pastor lo llevó a un río. El muchacho pensó que iba a bautizarlo, pero el pastor lo sumergió y lo mantuvo bajo el agua hasta que comenzó a luchar por respirar. Al sacarlo, le dijo:
"El día que desees la presencia de Dios tanto como anhelabas respirar en ese instante, ese día tu sed será saciada."
Así funciona: solo cuando buscamos a Dios con desesperación real, Él nos llena.

Recuerda tu primer amor

Antes pasábamos noches enteras leyendo la Biblia, buscando a Dios en ayuno y oración sin que nadie nos lo pidiera. Estábamos sedientos. Hoy quizás esa pasión se apagó, pero todavía hay tiempo para volver a la fuente.
El río de Dios está lleno de unción, amor y vida. Como dice Ezequiel 31, los árboles crecen por las aguas que los rodean. Así también tú: entre más te sumerges en la presencia de Dios, más maduro y fuerte serás espiritualmente.
Incluso si hoy te sientes seco, sin ganas, como una rosa marchita, recuerda: cuando recibe agua, revive y florece otra vez. ¡Así también tú puedes levantarte en Cristo!

Promesa y verdad
Jesús dijo:
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mateo 5:6).
Bienaventurado significa más que feliz: significa plenamente bendecido. Y el salmista lo resumió de esta manera:
"Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz" (Salmo 36:9).

REPITE:


Señor,
hazme tener sed de ti.
Que ninguna otra cosa me satisfaga más que tu presencia.
Perdóname por buscar en aguas que no eran tuyas.
Acércame al centro de tu voluntad,
y revela tu propósito para mi vida. Amén.

Nunca pierdas la sed de Dios. Mientras más lo busques, más crecerás. Su presencia no solo te da vida… ¡te da plenitud!

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🙏Oracion Final

Señor amado, hoy reconozco que mi alma tiene sed de Ti y que nada en este mundo puede llenarme como lo hace tu presencia. Perdóname por las veces que he buscado en cisternas rotas lo que solo Tú podías darme. Vuelve a encender en mí esa pasión por tu Palabra, esa hambre por tu Espíritu, ese anhelo profundo de vivir en tu voluntad. Que cada día despierte con el deseo de correr hacia tus aguas y sumergirme en tu amor. Lléname hasta desbordar, haz que de mi interior fluyan ríos de agua viva para bendecir a otros. Hoy declaro: mi sed solo será saciada en Ti. Amén
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