UN DIA A LA VEZ
365 Momentos con Él: OCTUBRE
OCTUBRE
30 de octubre – 365 momentos con El
Cuando ya no puedes más, recuerda quién cuida de ti
Hay días en que la vida pesa. Te esfuerzas, haces lo mejor que puedes, pero aun así sientes que no alcanzas. Miras a tu alrededor buscando ayuda, y nadie parece entenderte del todo.
Justo ahí, cuando todo se tambalea, la Palabra de Dios susurra:
“A las montañas levanto mis ojos… mi ayuda viene del Señor.”
No estás solo. El mismo Dios que creó el cielo y la tierra está cuidando cada detalle de tu vida, incluso los que tú no puedes controlar.
30 de octubre – 365 momentos con El.
No estás solo: hay alguien que vela por ti día y noche
30 de octubre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Tu ayuda no viene de la gente, viene del cielo
Seguros en Dios – Basado en el Salmo 121 y el Salmo 139
Mi ayuda viene de Dios
“A las montañas levanto mis ojos… ¿de dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.”
Este salmo refleja el corazón de un hijo amado y protegido. Es la voz de alguien que, en medio del cansancio, del miedo o de las dudas, levanta la mirada buscando ayuda… y recuerda que Dios está allí, siempre atento, siempre presente.
En la vida, todos pasamos por momentos en los que sentimos que no podemos más:
problemas familiares, deudas, enfermedad, soledad o incertidumbre. Y justo ahí, cuando ya no hay fuerzas, Dios dice:
“No estás solo, yo soy tu ayuda.”
No hay jefe, pareja, ni amigo que pueda cuidar de ti como Él lo hace. Las personas se cansan, se distraen, se equivocan… pero Dios no. Él nunca duerme, nunca se olvida de ti, nunca deja de cuidar de tu camino.
Tu sombra protectora
“El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche.”
Imagínate caminar bajo un sol fuerte —agotado, buscando sombra— y descubrir que Dios mismo es esa sombra que te protege.
Así es su cuidado: constante, silencioso, pero real. A veces pensamos que cuidarnos a nosotros mismos es suficiente, que si no controlamos todo, algo saldrá mal. Pero ese “control” nace del miedo, no de la fe.
Dios te dice:
“Déjame cuidar de ti. Yo lo hago mejor que tú.”
Él ve lo que tú no ves, conoce los caminos que tú no conoces. Cuando sentimos que estamos por caer, cuando todo parece romperse, algo —una fuerza, una paz, una palabra— nos sostiene.
Eso es Dios actuando, aunque a veces ni lo notemos.
Deja el control y confía
Cuántas veces le decimos a Dios: “Tú tienes el control”, pero en el fondo ya tenemos un “plan B” por si Él se demora.
Nos cuesta confiar. Pero cuando soltamos y dejamos que Dios haga, descubrimos que su plan siempre fue mejor que el nuestro.
“El Señor te protegerá de todo mal; Él cuidará tu vida, ahora y siempre.”
No hay lugar donde su amor no llegue. Ni en el trabajo, ni en el hospital, ni en los momentos más oscuros de tu mente.
Dios cuida de ti en casa y en el camino, en tus decisiones y en tus silencios.
Dios está en todas partes – Salmo 139:5-8
“Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano... ¿A dónde podría huir de tu presencia?”
Dios te rodea como un escudo. No hay distancia, pecado o fracaso que te saque de su vista.
Aunque huyas, aunque te alejes, Él no se rinde contigo. Su mirada está puesta sobre ti, incluso cuando tú has dejado de mirar hacia Él.
Y eso, más que dar miedo, debería darnos paz:
No puedo escapar de su amor… y tampoco necesito hacerlo.
MEDITACION:
Dios no se cansa, no se distrae, no se olvida.
Su protección no es por un tiempo, es para siempre.
Él te cubre, te guía y te levanta, incluso cuando tú no puedes hacerlo.
Así que hoy, deja de luchar solo.
Levanta tus ojos, como el salmista, y recuerda:
“Mi ayuda viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.”
Su protección no es por un tiempo, es para siempre.
Él te cubre, te guía y te levanta, incluso cuando tú no puedes hacerlo.
Así que hoy, deja de luchar solo.
Levanta tus ojos, como el salmista, y recuerda:
“Mi ayuda viene del Señor, creador del cielo y de la tierra.”
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🙏Oracion Final
Señor, hoy dejo de luchar con mis fuerzas.Tú conoces mis miedos, mis dudas y mis intentos por tenerlo todo bajo control.
Enséñame a confiar en ti, a descansar bajo tu sombra protectora.
Cuida mis pasos, guarda mi mente y llena mi corazón de paz.
Sé mi ayuda, mi refugio y mi descanso.
Amén.
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