UN DIA A LA VEZ
365 Momentos con Él: OCTUBRE
OCTUBRE
27 de octubre – 365 momentos con El
No es suerte… es el favor de Dios sobre tu vida
¿Alguna vez sentiste que la vida te pesa en la cabeza?
Como si llevaras una “corona” de preocupaciones, deudas o pensamientos que no te dejan en paz.
El Salmo 103 dice que Dios te corona de favores y misericordias.
Eso significa que Él quiere reemplazar tu dolor con Su favor, tu culpa con Su gracia y tus miedos con Su paz.
Jesús ya llevó la corona de espinas para que tú pudieras llevar una corona de bendición.
Y cuando entiendes eso, tu manera de vivir y de pensar cambia para siempre.
27 de octubre – 365 momentos con El.
De la caída a la corona: cómo Dios transforma tu historia
27 de octubre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Cuando Dios te corona, nada ni nadie puede detener tu bendición
Salmo 103: La corona del favor de Dios
Dios te corona con amor, no con dolor
“Él rescata tu vida del hoyo y te corona de favores y misericordias.” — Salmo 103:4
Dios no solo te salva ni te perdona: Él también te corona.
No con una corona de espinas o de tristeza, sino con una corona de favores y de misericordias.
Muchos hoy cargan “coronas equivocadas”:
- la corona del estrés,
- la corona de los pensamientos negativos,
- la corona del “no puedo más”,
- o la corona de culpa del pasado.
Jesús llevó la corona de espinas para que tú pudieras llevar una corona de bendición.
Él tomó el dolor para dejarte su favor.
Tu herencia es el favor de Dios
A veces oramos por perdón, por salud o por provisión (y está bien), pero olvidamos que el favor también es parte de nuestra herencia como hijos de Dios.
Él no solo quiere salvarte; quiere favorecerte, incluso en los detalles más pequeños:
esa puerta que se abre sin que la esperabas,
esa persona que llega justo en el momento indicado,
esa oportunidad que parecía imposible.
El mundo lo llama suerte, pero tú sabes que no es suerte:
es el favor de Dios obrando a tu favor.
Vivir bajo favor cambia tu día y tu manera de pensar
“El favor de Dios dura toda la vida.” — Salmo 30:5
Puede que hoy estés atravesando una temporada difícil, pero el favor de Dios no depende de tus circunstancias.
Él no cambia cuando las cosas se complican.
Su favor es permanente, constante, inquebrantable.
Por eso, si quieres vivir rodeado del favor de Dios, renueva tu mente.
Deja de pensar como alguien derrotado o con miedo,
y empieza a verte como alguien coronado por el Rey.
No se trata de merecerlo —porque ninguno lo merece—, sino de recibirlo como hijo amado.
Dios te mira y dice:
“Quiero bendecirte, no por lo que haces, sino por quién eres: mi hijo, mi hija.”
Cuando el favor te rodea, todo cambia
“A Neftalí dijo: saciado de favores y lleno de la bendición del Señor.” — Deuteronomio 33:23
Cuando el favor de Dios está sobre ti:
- Las bendiciones te salen al encuentro.
- Las puertas que estaban cerradas se abren solas.
- Lo que parecía un problema, Dios lo transforma en propósito.
- Y hasta tus errores, Dios los usa para impulsarte hacia adelante.
Lo que otros llaman “casualidad”, tú sabes que es Dios moviendo las piezas por ti.
Cómo activar el favor de Dios cada día
1.Clama al Dios que te favorece. (Salmo 57:2) Ora con fe, esperando lo mejor de Él, no lo peor.
2.Cree que su bondad te acompaña. (Salmo 23:6), Di con convicción: “Su favor me sigue todos los días de mi vida.”
3.Busca su presencia, no solo sus bendiciones. El favor no se persigue; se recibe cuando estás cerca de Él.
4.Agradece incluso por lo pequeño. La gratitud abre puertas que la queja cierra.
Tu identidad: coronado de favor
“Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.” — Salmo 21:3
Cuando caminas con Dios:
- Él te concede los deseos de tu corazón.
- Nada bueno te niega.
- Las bendiciones te alcanzan sin esfuerzo.
- Te da honra, alegría y estabilidad.
Dile :
Señor, gracias por rescatarme y por coronarme con tu favor.
Hoy dejo atrás toda corona de dolor, miedo y culpa,
y recibo la corona de tus bendiciones.
Lléname de tu favor donde vaya, abre puertas que solo tú puedes abrir,
y hazme vivir como un hijo coronado por tu amor.
Amén.
Hoy dejo atrás toda corona de dolor, miedo y culpa,
y recibo la corona de tus bendiciones.
Lléname de tu favor donde vaya, abre puertas que solo tú puedes abrir,
y hazme vivir como un hijo coronado por tu amor.
Amén.
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Señor, gracias porque me rescatas de los hoyos donde yo mismo caigo.Gracias porque me coronas de amor, de favor y de misericordia.
Hoy dejo en tus manos toda carga, toda tristeza y todo pensamiento que no viene de ti.
Renueva mi mente, Señor, y enséñame a vivir como alguien coronado por tu gracia.
Amén.
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