UN DIA A LA VEZ
365 Momentos con Él: OCTUBRE
OCTUBRE
22 de octubre – 365 momentos con El
Cuando la vida no parece justa, recuerda quién sostiene tu corazón
¿Alguna vez has sentido que hacer lo correcto no vale la pena?
Que te esfuerzas, oras, ayudas, y aun así las cosas no salen como esperas… mientras ves a otros vivir tranquilos sin preocuparse por Dios.
Eso mismo sintió Asaf, el autor del Salmo 73. Se cansó, se frustró y pensó que su fe no tenía sentido.
Pero cuando se acercó a Dios, entendió que la verdadera felicidad no está en lo que tienes, sino en quién te sostiene.
Dios no te ha olvidado. Aunque el camino sea difícil, Él sigue tomándote de la mano y guiándote hacia tu propósito.
22 de octubre – 365 momentos con El.
De la amargura al gozo: cuando descubres que Dios nunca te soltó
22 de octubre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
No te compares, Dios tiene tus tiempos bajo control
Salmo 73: Aprende a ser feliz en todo tiempo
A veces la vida no parece justa.
Haces las cosas bien, te esfuerzas, buscas a Dios, y aun así… te toca sufrir.
Mientras tanto, ves a otros que viven sin fe, sin principios, y parece que todo les sale bien.
Eso mismo sintió Asaf, el autor del Salmo 73.
Un hombre de Dios, pero humano, confundido, cansado y a punto de rendirse.
Asaf decía:
“En verdad he limpiado mi corazón en vano” (Salmo 73:13)
En otras palabras: “¿De qué sirve seguir haciendo lo correcto si igual me va mal?”
¿Te ha pasado?
Esa sensación de orar, esforzarte, ser honesto… y aun así ver que nada cambia.
Cuando llegan esos pensamientos, hay que tener cuidado. Es muy fácil dejar que la amargura y la duda se metan en el corazón.
Pero justo ahí —en medio del dolor y la confusión— es cuando Dios quiere enseñarte algo más profundo.
Cuando el corazón se amarga
Asaf reconoció lo que muchos no se atreven a decir:
“Mi corazón se llenó de amargura, y yo estaba destrozado por dentro.” (v.21)
Cuando sufrimos, nuestro corazón se cansa. Pensamos que Dios se olvidó de nosotros, que orar no sirve, o que nada tiene sentido.
Pero Asaf también descubrió algo maravilloso:
aunque él se había llenado de dudas, Dios no lo soltó.
“Aun así, sigo perteneciéndote; me tomas de la mano derecha. Me guías con tu consejo.” (v.23-24)
Cuando tú te derrumbas, Dios no se va.
Cuando tú dudas, Él sigue ahí, tomándote de la mano, guiándote hacia un destino mejor.
El cambio llega cuando miras con ojos eternos
Asaf cambió su perspectiva cuando entró al templo y buscó a Dios.
Allí entendió algo que todos necesitamos recordar:
Los que confían en sus riquezas o viven sin fe solo están construyendo un castillo de arena.
Su felicidad es temporal, pero la de Dios es eterna.
Por eso Asaf terminó diciendo:
“¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; Él es mío para siempre.” (v.25-26)
Aprender a ser feliz en todo tiempo no significa negar el dolor, sino confiar en medio del dolor.
Es mirar más allá de lo que ves, y saber que aunque hoy todo parezca oscuro, Dios sigue obrando.
En la vida real
Quizá hoy tú también te preguntas:
“¿Por qué sigo luchando si nada cambia?”
“¿Por qué otros prosperan y yo sigo en lo mismo?”
Dios te dice:
“No te compares. No estás olvidado. Yo sigo siendo tu fuerza.”
Aunque sientas que tu fe está débil, Dios sigue de tu lado.
Y si hoy solo puedes orar en silencio, Él también escucha esas lágrimas.
REFLEXION:
Asaf pasó de la amargura a la adoración.
De decir “todo es en vano” a decir “Dios es mi porción para siempre”.
Y tú también puedes hacerlo.
Porque la verdadera felicidad no depende de lo que tienes, sino de quién te sostiene.
De decir “todo es en vano” a decir “Dios es mi porción para siempre”.
Y tú también puedes hacerlo.
Porque la verdadera felicidad no depende de lo que tienes, sino de quién te sostiene.
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🙏Oracion Final
Señor, cuando mi corazón se llena de dudas, recuérdame que Tú sigues conmigo.Aunque no entienda tus planes, quiero confiar en tu amor.
Tómame de la mano, enséñame a ser feliz en todo tiempo y a mirar la vida con tus ojos.
Tú eres mi fuerza, mi paz y mi porción para siempre.
Amén.
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