OCTUBRE

14 de octubre – 365 momentos con El


No respondas al mal con mal, deja que el cielo defienda tu nombre


¿Alguna vez has sentido la impotencia de que hablen mal de ti, sin motivo? A todos nos ha pasado. Personas que ni te conocen opinan, te juzgan o buscan verte caer.

En esos momentos, el corazón se llena de enojo y quisieras defenderte… pero el Salmo 35 nos enseña algo poderoso: no es tu pelea, es la de Dios.

Cuando sueltas tu deseo de venganza y le entregas el caso a Él, algo cambia dentro de ti: el alma descansa, el dolor sana y la justicia divina empieza a moverse. Lo que hoy te hiere, mañana será testimonio de la fidelidad de Dios.

14 de octubre – 365 momentos con El.

Cuando te atacan sin razón, deja que Dios hable por ti

14 de octubre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él



No busques venganza… busca a Dios, que Él pelea tus batallas


Salmo 35:
Dios, mi vengador (pero yo, su confidente)
A veces sientes que hablan mal de ti, que te tienden trampas o que te atacan sin razón. Eso le pasó a David, y su reacción fue honesta: no buscó venganza propia; abrió su corazón y le dijo a Dios: “Tú haz justicia”. Este salmo es un modelo para quienes quieren paz sin renunciar a la justicia.

1. Cuando te atacan, dile a Dios lo que sientes (v.1, 3)
“Ponte en contra de los que se me oponen; pelea contra los que luchan contra mí… Levanta tu lanza.”
En la vida real es como cuando oyes rumores en el trabajo, críticas en redes o chismes entre vecinos: te hieren. David no calló ni se volvió rencoroso; le habló a Dios. Tú también puedes hacer lo mismo: cuéntale todo —las injusticias, la impotencia, la vergüenza— y pídele que intervenga.

2. Dios es tu defensor, no tú el justiciero (v.3)
David pide a Dios que pelee por él, no que él tome la ley por su mano. Eso es importante:

  • Vengarte por ti mismo casi siempre empeora las cosas.
  • Perseguir “justicia” por orgullo abre puertas a más problemas.
  • Entregar el caso a Dios te libera de cargar rencor, y deja la justicia en manos de quien ve todo con verdad y verdad perfecta.

3. La respuesta de Dios te permite volver a la alegría (v.9)
“Entonces me alegraré en el Señor; estaré feliz porque Él me rescata.”
Lo mejor que puedes hacer frente a la calumnia es volver a la paz: confiar en Dios y recuperar tu gozo. Cuando dejas que Él actúe, tu corazón se calma aunque el problema siga ahí. La alegría no es indiferencia; es la seguridad de que no estás solo.

4. El enemigo se regocija mientras tú sufres (v.15) — pero eso no define tu final.
A veces los que conspiran contra ti celebran antes de tiempo. Pueden ser colegas, ex-amigos o personas que ni siquiera conoces. ¿La receta práctica?

  • No gastes energía en defender tu imagen ante todos.
  • Perdona, no porque lo merezcan, sino para liberar tu corazón.
  • Confía tu caso a Dios y sigue adelante con tu vida.

5. Pide a Dios que actúe, con fe y con calma (v.19–23)
“Toma mi caso, Dios mío… ¡Despierta! ¡Levántate en mi defensa!”

Orar no es pasividad; es acción espiritual. Cuando pides a Dios que se ocupe:

  • Él conoce los hechos (Él sabe la verdad).
  • Él no duerme sobre la injusticia.
  • Su justicia llega en el tiempo correcto y de la manera correcta.
Mientras tanto, cuida tu conducta: no te conviertas en lo que condenas. Mantén tu integridad.

6. Qué hacer hoy — pasos prácticos que puedes aplicar ahora mismo

  • Confiesa cómo te sientes delante de Dios: rabia, dolor, impotencia.
  • Pide a Dios que se encargue — en voz alta o en silencio — y suelta el rencor.
  • No respondas con agresión en redes o por mensajes. Responder impulsivamente suele empeorar todo.
  • Perdona, no por el otro, sino para liberarte.
  • Vuelve a tu vida: trabaja, ríe, sirve. La mejor respuesta es vivir bien.
  • Si es necesario, pon límites: evita gente tóxica y busca apoyos sanos.

REFLEXION:

El Salmo 35 no te enseña a ser débil; te enseña a ser sabio. Entregar la venganza a Dios no es renunciar a la justicia: es confiar en el Justo. Cuando aprendes esto, la paz vuelve y tu vida deja de girar alrededor de la crítica ajena. Dile hoy a Dios: “Toma mi caso; en Ti confío.”

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🙏Oracion Final

Señor, hoy dejo en tus manos todo lo que me duele.
Tú conoces las palabras que me lastimaron y las batallas que no puedo pelear.
Defiéndeme, Dios mío, con tu justicia perfecta.
Enséñame a perdonar y a confiar, incluso cuando no entiendo.
Hazme descansar en tu paz, y que mi corazón no pierda la alegría mientras espero tu respuesta.
Amén.
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