UN DIA A LA VEZ
365 Momentos con Él: OCTUBRE
OCTUBRE
03 de octubre – 365 momentos con El
¿Pequeño e insignificante? Descubre cuánto vales para Dios
Cuando miramos al cielo en una noche estrellada, es fácil sentirnos pequeños e insignificantes.
Sin embargo, el Salmo 8 nos recuerda algo sorprendente: el mismo Dios que creó el universo inmenso ha puesto sus ojos en nosotros.
No somos un accidente, no somos invisibles; somos tan valiosos que Él nos coronó de gloria y nos dio propósito. En un mundo que constantemente mide el valor por lo que tienes o haces, Dios declara: “Eres importante para mí”.
La verdadera identidad y seguridad nacen cuando entiendes cuánto te ama tu Creador.
03 de octubre – 365 momentos con El.
03 de octubre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
El amor que baja del cielo para abrazar tu vida
Salmo 8:
Simples mortales amados por Dios
El Salmo 8 es un recordatorio poderoso: el Dios creador de todo el universo, tan grande y majestuoso, ha decidido poner sus ojos en nosotros, personas comunes, simples mortales.
1. La grandeza de Dios y la fe de un niño
“Oh Señor, Señor nuestro, ¡tu majestuoso nombre llena la tierra! Tu gloria es más alta que los cielos… A los niños y a los bebés les has enseñado a hablar de tu fuerza…”
Dios es tan glorioso que los cielos reflejan su majestad. Y aun así, usa la voz frágil de un niño para mostrar su fuerza.
En la vida real, los niños confían sin dudar:
saltan a los brazos de su padre porque saben que los sostendrá. Jesús nos invita a tener esa misma fe:
sencilla, confiada y sin reservas. Cuando la vida adulta nos llena de preocupaciones y desconfianza, necesitamos pedirle a Dios que nos devuelva un corazón de niño.
2. ¿Por qué se fija en nosotros?
“Cuando miro el cielo de noche… me pregunto: ¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos?”
Cuando contemplamos el cielo lleno de estrellas sentimos lo pequeños que somos. Y aun así, Dios nos da valor, nos corona de gloria y honor.
Esto nos recuerda que nuestro valor no depende de lo que tenemos ni de lo que hacemos, sino de quién nos creó.
Si alguna vez piensas:
“No valgo nada” o “No soy suficiente”, recuerda que para Dios eres tan importante que lleva contados tus cabellos y guarda tus lágrimas. Ninguna otra parte de la creación recibe ese cuidado especial.
3. Autoridad y responsabilidad
“Los pusiste a cargo de todo lo que creaste…”
Dios no solo nos ama, también nos dio un propósito: cuidar lo que Él creó. Cada cosa que hacemos —en la familia, en el trabajo, en la sociedad— refleja esa misión de administrar bien lo que Él nos confió.
En la vida real esto se traduce en cómo tratamos a las personas, cómo cuidamos de la naturaleza y cómo usamos nuestros talentos. No somos insignificantes; somos administradores de algo eterno.
4. Un amor que bajó del cielo
El salmo termina recordando que el nombre de Dios llena la tierra. Y ese Dios majestuoso decidió mostrarnos su amor máximo en Jesús, que dejó su grandeza para venir a salvarnos.
Recuerda:
La próxima vez que te sientas pequeño o insignificante, mira al cielo y recuerda: el Dios que hizo las estrellas también pensó en ti.
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🙏Oracion Final
Señor, aunque a veces me sienta pequeño o sin valor, hoy recuerdo que Tú me miras con amor. Gracias porque me diste propósito, me coronaste de gloria y me llamaste hijo tuyo. Haz que nunca olvide que, aunque soy un simple mortal, soy inmensamente amado por Ti. Amén.
UN DIA A LA VEZ
momentos.365@gmail.com
