UN DIA A LA VEZ
365 Momentos con Él: NOVIEMBRE
NOVIEMBRE
17 de noviembre – 365 momentos con El
No Es Casualidad: Dios Está Atrayendo Tu Corazón Hoy
Reflexión:
Todos tenemos algo que nos falta por dentro, una sed que nada del mundo puede apagar: ni personas, ni logros, ni dinero, ni actividades. Esa sed no es un vacío emocional; es un llamado de Dios. Porque antes de que tú lo buscaras, Él ya te estaba buscando a ti. Cuando descubres que el Dios del universo desea tu corazón, nace en ti un anhelo profundo de estar en Su presencia, de escucharlo y de sentir Su amor todos los días.
Ese anhelo puede transformar tu vida entera.
17 de noviembre – 365 momentos con El.
La Sed Que Solo Dios Puede Calmar: Vuelve a Enamorarte de Su Presencia
17 de noviembre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
El Secreto de Los Que Conocen a Dios de Verdad: Un Corazón Anhelante
Un Corazón Anhelante
Dios siempre da el primer paso.
Él es quien nos busca, quien nos llama, y quien quiere escribir una historia de amor con nosotros. Y cuando descubrimos que un Dios tan grande, tan perfecto y tan santo nos desea, algo en nuestro corazón despierta. La adoración empieza cuando entendemos:
“Dios me está buscando a mí.”
Jeremías lo expresó así:
Jeremías 20:7
“Señor, me sedujiste, y yo me dejé seducir.”
Eso significa: “Tu amor me ganó, me conquistó.”
Dios despierta nuestro corazón
A Moisés lo atrajo una zarza ardiendo.
A la samaritana la atrajo un simple pozo.
A cada uno de nosotros, Dios nos atrae de manera distinta.
La mujer samaritana buscaba agua para saciar su sed física, pero Jesús le mostró que la sed más profunda era espiritual. Y cuando Jesús sacia esa sed, uno empieza a sentir un deseo nuevo:
amarlo más y darlo a conocer.
Cuando alguien tiene un corazón anhelante, busca momentos para encontrarse con Dios, igual que quien busca a la persona que ama.
Porque un minuto en Su presencia cambia el día… y a veces cambia la vida entera.
El salmista lo dijo así:
Salmo 84:2
“Mi alma anhela los atrios del Señor; casi me desespero por estar en Su presencia.”
Oración de un corazón que anhela“
"Dios mío, despierta en mí un deseo profundo por Ti. Que buscarte sea lo que más me mueva cada día. Que mi corazón tenga hambre de tu presencia, sed de tu voz y ganas de verte obrar en mi vida. Señor, quiero más de tu gloria, más de tu toque y más de ti.”
Mientras más hambre tengas… más Dios te sacia
Jesús lo dijo claramente:
Mateo 5:6
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.”
Con Dios, tú puedes tener tanto como quieras.
Él no es un Dios limitado; el límite lo ponemos nosotros cuando dejamos de buscarlo.
Este verso habla de personas que dicen:
“Quiero todo lo que Jesús tiene para darme.”
En tiempos donde muchos se distraen, Dios está buscando corazones que digan:
“Quiero vivir consagrado. Quiero arder por Ti. Quiero estar lleno del Espíritu Santo.”
Un corazón enamorado de Su presencia
El salmista lo entendió bien:
Salmo 27:4
“Solo una cosa le pido al Señor: habitar en Su presencia todos los días de mi vida.”
Ese “solo una cosa” es lo que cambia todo.
Cuando la presencia de Dios es tu prioridad, lo demás se acomoda.
La Biblia dice que Dios no vive en templos, sino en nosotros:
Hechos 17:24
“Dios… no habita en templos hechos por manos humanas.”
Su casa es tu corazón.
Ese es el lugar donde Él quiere descansar, hablar, consolarte y guiarte.
Un corazón que busca escucha el latido de Dios
Un corazón anhelante dice:
“Señor, quiero sentir tu corazón. Quiero comunión contigo más que cualquier otra cosa.”
David lo expresó así:
Salmo 63:1-3
“Mi alma tiene sed de Ti… para ver tu poder y tu gloria.”
Quien tiene sed de Dios, lo busca.
Y quien lo busca… lo encuentra.
MEDITA:
- Señor, toca nuestro corazón. Háblanos como solo Tú sabes hacerlo. Cúbrenos con tu presencia. Llévanos a ese lugar donde la tristeza se convierte en gozo, donde la ansiedad se convierte en paz, donde somos llenos de Ti. Hoy presentamos nuestro corazón delante de Ti: un corazón que anhela, que busca y que desea estar contigo.
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Señor, despierta en mi corazón un deseo profundo por Ti. Que nada me llene más que Tu presencia. Atraeme con tu amor y enciende en mí una sed espiritual que me lleve a buscarte cada día. Hazme sentir tu cercanía, tu voz, tu paz. Que mi corazón nunca deje de anhelarte y que mi vida sea un reflejo de alguien que ha sido tocado por Tu gloria. Amén.¿Te gustó este artículo? ¡Déjanos tu opinión y compártelo con tus amigos!
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