UN DIA A LA VEZ

365 Momentos con Él: JUNIO

JUNIO

10 de Junio – 365 momentos con El

Dios Lo Dijo, Dios Lo Hará


Todos hemos recibido promesas en algún momento de la vida. Algunas nos llenaron de emoción, otras nos dejaron esperando… y unas cuantas, lamentablemente, nunca se cumplieron. Con el tiempo, aprendemos a dudar, a protegernos de la decepción.
Pero ¿qué pasa cuando quien promete es Dios mismo?

Las promesas de Dios no son palabras vacías ni buenas intenciones. Son declaraciones cargadas de poder, respaldo eterno y propósito divino. Son semillas capaces de transformar realidades si decidimos creer, hablar y caminar en ellas.

Hoy quiero invitarte a recordar algo esencial: Dios no miente. Y todo lo que ha dicho sobre ti, lo ha dicho para cumplirlo.

JUNIO DIA 10

10 de Junio – 365 momentos con El.

"Dios Lo Dijo, Dios Lo Hará"

10 de Junio – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él


Promesas con Garantía Eterna


Recuerdo cuando era niña y mi papá me decía que al día siguiente saldríamos a pasear. Esa noche me costaba dormir, porque mi mente volaba imaginando todo lo que haríamos. ¿Por qué? Porque sabía que si él lo había dicho, lo cumpliría.

Mi papá era un hombre de palabra, y su promesa bastaba para llenar mi corazón de expectativa y alegría.
Así de poderosa es una promesa cuando viene de alguien confiable: tiene el poder de cambiar pensamientos, levantar el ánimo y encender esperanza en medio de la tristeza, el temor o la incertidumbre.

Puede ser la promesa de un nuevo trabajo, una oportunidad, un reconocimiento o un cambio esperado… pero su valor siempre dependerá de quién la haga. La promesa de un mentiroso es como humo: se esfuma sin dejar rastro.

No hay nadie más digno de confianza que Dios. Desde el principio, Él ha hecho todas las cosas por medio de Su Palabra, y ha declarado que Su Palabra es eterna y no puede fallar. Por ella creó el universo, la tierra y todo lo que existe. Como dice Hebreos 1:3, “...la Palabra de Dios sostiene todo lo que existe.”
Cada promesa de Dios contiene dos partes:
una condición y un resultado.
El cumplimiento del resultado depende de que se cumpla la condición.
La primera promesa en la Biblia lo ilustra bien: Dios le dijo a Adán, “...del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
Adán y Eva no obedecieron, y sufrieron las consecuencias.

Lo que Dios dice, lo dice con poder.
Isaías 55:10-11 afirma:
“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá sin haber regado la tierra... así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y cumplirá con éxito el propósito para el cual la envié.”

Cuando el ángel Gabriel le habló a María sobre el nacimiento de Jesús, terminó su mensaje con una afirmación clave:
“Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).
El original griego usa la palabra rhema, que significa “palabra viva”. Podríamos traducirlo así: “Ninguna palabra de Dios carece de poder para cumplirse.” Cada promesa suya viene cargada con el poder necesario para realizarse.

María respondió con fe: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38). Esa es la actitud que activa el cumplimiento de las promesas: estar de acuerdo con la Palabra de Dios, sin dudar de su poder ni de su voluntad.

Una promesa de Dios es una declaración con poder creativo, condicionada a nuestra respuesta. Lo que Él desea hacer en tu vida lo hará a través de sus promesas. Pero para recibirlas, debes conocerlas y creerlas.

Un ejemplo claro es la promesa de salvación bajo el Nuevo Pacto:
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).

¿Puede Dios negarse a salvarte si tú cumples con esas condiciones?
¡Por supuesto que no! Dios no miente. Su fidelidad es absoluta. La salvación se basa únicamente en una promesa, y es nuestra fe la que libera su cumplimiento.

Todas las promesas divinas —de sanidad, paz, provisión, dirección, restauración— operan bajo ese mismo principio. Son la manera en que Dios establece Su voluntad en la tierra. Ignorar esas promesas o no tomarlas en serio, puede limitar profundamente la calidad de vida que experimentamos.
2 Corintios 1:20 nos lo recuerda:
"Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.”

Esto significa que cada promesa que Dios ha hecho sigue vigente. Está disponible. Y tú puedes hacerla tuya. Pero la clave está en “por medio de nosotros”: somos nosotros quienes decidimos si caminamos en sus promesas o no.
Una promesa de Dios es como una semilla. Dentro de ella está todo el poder necesario para dar fruto. Pero si no la siembras en tu corazón, nunca verás su manifestación. El poder está en la Palabra, pero tú decides sembrarla, cuidarla y esperar la cosecha.

¿Cómo alcanzamos sus promesas?

  1. Llena tu mente y tu corazón con una visión clara de la promesa cumplida.
  • Medita en ella día y noche, hasta que se vuelva real para ti (Josué 1:8).
  • No te enfoques en las circunstancias, sino en lo que Dios ha dicho (2 Corintios 4:18)

  • 2.Proclama la promesa en voz alta constantemente.
  • Háblala como una verdad presente (2 Corintios 4:13; Proverbios 18:20-

  • 3.Actúa y habla como si ya fuera una realidad.
  • Sé hacedor de la Palabra, no solo oidor (Santiago 1:23-25)

  • 4.No permitas que la duda se interponga.
  • Decide firmemente recibir lo que Dios ha dicho (Santiago 1:6-8).

  • 5.Persevera hasta ver la manifestación.
  • No te rindas, incluso si tarda (Hebreos 6:12).
  • Sigue haciendo Su voluntad con firmeza (Hebreos 10:35-36).

🙏 Mi oración por ti:

“Damos gracias a Dios sin cesar, porque al recibir la palabra de Dios que les predicamos, la aceptaron no como palabra de hombres, sino como lo que realmente es: palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.”
  • 1 Tesalonicenses 2:13
"Si hoy sientes que necesitas un cambio en tu vida, un consuelo en tu corazón o simplemente alguien que ore por ti, baja un poco más. Estamos aquí para apoyarte en oración y creer junto a ti que Dios tiene un propósito perfecto para tu vida. No estás solo, y juntos podemos llevar tus peticiones ante Él."
PASO 1
Desliza hasta el final
PASO 2
haz clic en el enlace de 'Petición de Oración
PASO 3
"Envía tu petición de oración y permítenos acompañarte en este camino. Estamos aquí para orar contigo y por ti."

🙏Oracion Final

Señor, gracias por tus promesas fieles y verdaderas. Hoy decido creer en tu Palabra por encima de las circunstancias. Ayúdame a guardar tus promesas en mi corazón, a declararlas con fe y a caminar con confianza, sabiendo que tú eres poderoso para cumplir todo lo que has dicho. Renueva mi esperanza y fortalece mi fe, porque sé que tú no fallas. En el nombre de Jesús, amén.
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