DICIEMBRE

01 de diciembre – 365 momentos con El


La preocupación te encierra… pero Dios te abre la puerta: descubre cómo salir

Reflexión:

Vivimos en un mundo que normalizó el estrés. Corremos, pensamos de más, intentamos resolver todo… y aun así sentimos que nunca alcanzamos. Pero la Biblia nos muestra que Dios no quiere que vivas atrapado en la ansiedad, sino lleno de una paz que no se rompe con malas noticias.
La mayoría de nuestras preocupaciones no son por lo que está pasando hoy, sino por lo que imaginamos que podría pasar mañana. Nos desgastamos por escenarios que sólo viven en nuestra mente. Dios, en cambio, nos invita a soltar, descansar y confiar. Este mensaje te va a ayudar a entender cómo la preocupación te roba vida y cómo puedes volver a la paz que Dios quiere darte cada día.
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Vive sin miedo al mañana: la paz que Dios da no depende de las circunstancias

01 de diciembre – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él



Cuando la ansiedad te aprieta: 4 verdades de Dios que rompen el estrés


Rehenes de la preocupación
Hoy la ansiedad tiene un nombre moderno: estrés.
Pero el estrés nunca fue parte del plan de Dios para nosotros. Dios quiere que vivamos en paz, no atormentados, no corriendo, no con la mente sobrecargada.
La paz del mundo es frágil.
La paz de Dios es profunda.

La paz del mundo es como una hamaca: cómoda hasta que llega una mala noticia y te caes de golpe.

La paz de Dios, en cambio, permanece incluso cuando la vida se te pone difícil.
Por eso mucha gente mira a una mujer que está pasando problemas económicos, familiares o físicos… y aún así dice:

“¿Cómo puede tener paz? ¿Cómo puede seguir ayudando a otros si ella misma está cargada?”

Esa es la paz que sólo Dios da.

¿Qué dice la Biblia?
Jesús dijo:
“A cada día le basta su propio afán.”
Pero si somos honestos, la mayoría de nuestras preocupaciones no son por lo que está pasando hoy… sino por lo que creemos que podría pasar mañana.
Nos angustiamos por problemas que ni siquiera han llegado.
Nos quemamos por escenarios que sólo están en nuestra cabeza.
Y la Biblia lo deja claro:
“Por nada estén afanosos… presenten sus peticiones a Dios en oración.”
La preocupación comienza siendo legítima… pero si no la manejamos bien, se vuelve dominante.
Y esa preocupación dominante termina convirtiéndose en miedo.
Job lo entendió y dijo:

“Lo que más temía me vino encima.”

Nuestras palabras y pensamientos tienen poder.
Si todo el tiempo dices:
“No voy a poder”, “No me alcanzará el dinero”, “Esto va a salir mal”...
tu mente y tu corazón se terminan alineando con eso.
Pero cada mañana podemos elegir lo contrario:
“Señor, dame tu paz. Mis nervios están en tus manos. Como mis días, serán mis fuerzas.”
La paz no se siente: se pide y se decide.
Y Dios promete:
“Al que en mí piensa, yo lo guardo en completa paz.”

¿Cómo nos captura la preocupación?
Cuando tu mente comienza a dibujar futuros oscuros donde Dios no aparece.
Cuando imaginas lo peor, y eso te hace dudar de las promesas de Dios.

¿Qué daños produce la preocupación?
1. Te roba la concentración y te vuelve improductivo. Estás, pero no estás.
Tu cuerpo está en el trabajo, pero tu mente está en un problema.

2. Te roba el descanso.
Duermes, pero no descansas.
Cierras los ojos, pero no apagas la mente.

3. Te roba la Palabra de Dios.Jesús lo enseñó:
La preocupación ahoga lo que Dios quiere sembrar en ti.

¿Cómo escapar de la preocupación?

Recordando estas cuatro verdades:

1. Para Dios eres lo más valioso de toda la creación
Tal vez nadie se acuerda de tu cumpleaños.
Tal vez regresaste de un viaje y no hubo a quién mostrarle tus fotos.
Tal vez te enfermas y nadie pregunta por ti.
Pero Dios sí.
Él te pensó antes de nacer.
Planeó tu propósito.
Te dio dones.
Te envió a Jesús sabiendo que necesitarías dirección, sanidad y provisión.
Si para Dios eres tan importante…

¿por qué crees que te dejaría solo ahora?
Jesús dijo:
“Si Dios alimenta a los pájaros… ¿no hará mucho más por ti?”

2. La preocupación es inútil
Satanás susurra:
“¿Y tu futuro? ¿Y tu vejez? Ni seguro médico tienes.”
Pero Jesús es claro:
“¿De qué te sirve preocuparte si no puedes agregar ni un minuto más a tu vida?”

La preocupación sólo te deprime, te agota, te amarga, te desgasta.
No viene de Dios, viene del enemigo que quiere sacarte de la voluntad del Padre.
Dios no te pide ayunos eternos ni oraciones perfectas para cuidarte.
Te cuida porque es tu Padre, no por tus méritos.

3. Dios ve la vida desde la eternidad
Nosotros vemos un día complicado.
Dios ve el propósito completo.
Vemos el problema de hoy.
Dios ve la solución que viene.
Los lirios no trabajan, ni se esfuerzan… y aun así Dios los viste con belleza.
Si Él hace eso por una flor…
¿cómo no cuidará de ti?

4. Dios es un Padre que conoce tus necesidades
Antes de que pidas, Él ya sabe lo que necesitas.
Tu futuro no es una sorpresa para Él.
Por eso Jesús dijo:
“Busquen primero el Reino… y todo lo demás vendrá por añadidura.
No se preocupen por el mañana.”
Jesús es nuestro modelo.
Cuando la tormenta estaba fuerte, los discípulos gritaban y Jesús… dormía.
Él sabía que el Padre tenía control.
La preocupación aparece cuando intentamos cumplir nuestros planes…
y desaparece cuando obedecemos los planes de Dios.

SAL DE LA CÁRCEL DE LA PREOCUPACIÓN

Descansa.
Respira.
Entrégale tus cargas.
Dios sí sabe lo que necesitas.
Y Él va a obrar en tu vida.

La preocupación te encierra… pero Dios te libera.

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Señor, hoy decido levantarme.
Ayúdame a tomar responsabilidad de mis palabras, mis emociones y mi relación contigo.
Cambia lo que yo no puedo cambiar y fortalece lo que está débil en mí.
Enséñame a pensar como David, a hablar con fe y a buscar tu presencia con hambre.
Llena mi corazón de ánimo, claridad y fuerza para seguir adelante.
Amén.
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