31 de Agosto – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Suelta lo que te roba la paz y recibe lo que te da vida
Entrégale tus cargas a JesúsImagina esto: un hombre caminaba con un bulto enorme en la cabeza. De pronto, un camión se detuvo y el chofer le ofreció llevarlo. El hombre subió agradecido, pero, para sorpresa del conductor, seguía con el bulto sobre su cabeza dentro del camión.
¿Absurdo? Sí. Pero muchas veces nosotros hacemos lo mismo en la vida espiritual. Decimos que confiamos en Dios, pero seguimos cargando los problemas, las preocupaciones y los miedos como si Él no pudiera con ellos.
¿Qué son esas cargas?En el mundo actual todos las conocemos bien:
- Estrés por el trabajo.
- Preocupaciones económicas.
- Problemas familiares o de pareja.
- Angustia por enfermedades.
- Sentir que la vida no tiene sentido.
Una carga no siempre se ve, pero se siente:
roba la paz, quita el sueño y seca la alegría. Una persona cargada suele estar cansada, triste, enojada o incluso deprimida. Y cuando habla, sus palabras reflejan amargura, queja y desesperanza.
Seguramente has intentado desahogarte con un amigo o un familiar. Eso ayuda un poco, pero no resuelve el problema de raíz. La buena noticia es que Jesús ofrece algo mejor:
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28).
Tres pasos para soltar tus cargasLa invitación de Jesús es sencilla pero profunda. En ella encontramos tres claves:
1. HumildadEl descanso llega cuando reconocemos que
no podemos solos. Desde pequeños necesitamos ayuda: un bebé no sobrevive sin sus padres. Igual pasa con nosotros: pensamos que podemos resolver todo por nuestra cuenta, y cuando ya no podemos más, recién buscamos a Dios.
Jesús nos recuerda: “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”. Humildad es aceptar que lo necesitamos en cada área: en el matrimonio, con los hijos, en la salud, en el trabajo.
2. SumisiónJesús dice: “Carguen con mi yugo y aprendan de mí”.
En el campo, un yugo une a dos bueyes: el más fuerte guía al más débil y reparte la carga. Así es con Jesús. Él conoce el camino, sabe la dirección y tiene la fuerza que a nosotros nos falta. Pero debemos dejar que Él nos guíe, en lugar de querer imponer siempre nuestra manera.
3. ConfianzaJesús promete: “Y encontrarán descanso para su alma”.
No es un descanso superficial, sino paz interior, aun en medio de los problemas. Pero esa paz llega solo cuando dejamos de insistir en controlar todo y realmente confiamos.
Si decimos: “Señor, te entrego mi carga”, pero seguimos preocupándonos como si nada hubiera cambiado, en realidad nunca la soltamos. O la llevas tú, o la lleva Jesús… pero no pueden llevarla los dos.
Ejemplos bíblicos, problemas actualesLa Biblia está llena de personas que también se sintieron cargadas:
- Elías tuvo miedo y cayó en depresión (1 Reyes 19). Igual que alguien que, después de un triunfo, recibe una mala noticia y siente que todo se derrumba. Dios le dio descanso y fuerzas nuevas.
- Moisés se sintió abrumado por demasiado trabajo (Números 11). Como nosotros cuando no sabemos decir que no y aceptamos más de lo que podemos manejar. Dios le envió ayuda y alivió su carga.
- Ezequías enfermó y lloró delante de Dios (Isaías 38). Como nosotros, que corremos al médico pero olvidamos orar primero.
- Jabes vivió marcado por el rechazo (1 Crónicas 4). Su propio nombre significaba “dolor”. Sin embargo, oró y Dios cambió su historia, dándole bendición y ensanchando su territorio.
Ellos aprendieron que entregar las cargas a Dios cambia el rumbo de la vida.