28 de Agosto – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Sin condenación: vive la vida abundante que Dios soñó para ti
No hay condenación: Vive en libertadLa Biblia dice en Romanos 8:1:
“Ninguna condenación hay para los que estamos en Cristo Jesús, los que no vivimos conforme a la carne, sino conforme al espíritu.”
Y en Romanos 8:33-34 nos recuerda:
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Qué significa esto para tu vida hoy?Muchas personas cargan con culpa como si fuera una mochila llena de piedras. La culpa te recuerda lo que hiciste mal, lo que no lograste, lo que te dijeron que nunca ibas a poder cambiar. Es como una voz que no se calla, que te acusa día y noche. Esa voz no viene de Dios.
La Biblia enseña que el acusador es el enemigo. Su estrategia es simple: paralizarte para que no vivas la vida abundante que Dios ya preparó para ti.
Cómo se siente la culpa en la vida real- Es como un juicio interno constante, donde tú eres el acusado, el juez y el verdugo.
- Roba tu paz, tu gozo y tu capacidad de confiar en Dios.
- Te hace sentir esclavo, sin derecho a las promesas de Dios.
- Siempre te lleva al pasado y nunca te deja avanzar.
La diferencia entre culpa y arrepentimiento- culpa te encierra en ti mismo, te llena de tristeza sin salida. Eso le pasó a Judas: se enfocó tanto en su error que terminó en destrucción.
- El arrepentimiento te lleva a Dios. Eso vivió Pedro: lloró su error, pero corrió de regreso a Jesús y fue restaurado.
La culpa mata, el arrepentimiento da vida.
La solución de Dios a tu culpaConfiesa tus pecados: No para vivir avergonzado, sino para dejar que Dios limpie tu corazón.
Arrepiéntete de verdad: No solo sentir tristeza, sino dar un giro hacia Dios.
Recuerda que tienes un abogado: Jesús no solo murió, también resucitó y hoy intercede por ti.
Cree en la sangre de Cristo: No hay pecado tan grande que no pueda ser cubierto por el perdón de Dios. Pensar lo contrario es incredulidad y orgullo.
Un ejemplo prácticoPiensa en cuando cargas con una deuda impagable. Vives estresado, no duermes bien, sientes que todo tu esfuerzo no alcanza. Ahora imagina que alguien viene y paga tu deuda completa. Eso es lo que Cristo hizo con tu culpa: la pagó en la cruz. Si ya está pagada, ¿por qué sigues cargando con ese peso?
El llamado de Dios para tiDios no te pone cadenas de condenación, Él te ofrece libertad. Jesús mismo dijo:
“Conocerán la verdad y la verdad los hará libres.”La culpa es como mirar siempre por el retrovisor mientras conduces: tarde o temprano chocarás. En cambio, el perdón de Dios te permite mirar hacia adelante, con esperanza y confianza.