23 de Agosto – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
No vivas en cenizas: Dios quiere que ardas de nuevo
¿Cómo avivar el fuego de Dios?La Biblia dice en
1 Tesalonicenses 5:19:
“No apaguen al Espíritu Santo”.
Eso significa que el fuego de Dios no se mantiene solo: hay que cuidarlo, alimentarlo y avivarlo.
El enemigo sabe que un cristiano sin fuego es un cristiano sin poder. Por eso muchos comienzan encendidos en fe, pero terminan apagados en rutina. Pablo mismo le dijo a Timoteo:
“¡Aviva el fuego!”¿Por qué? Porque el fuego se puede apagar, menguar, extinguir o incluso perder.
Síntomas de un cristiano que perdió el fuego 1. Dejas de buscar a DiosCuando descuidas tu comunión, tu fuego empieza a apagarse.
Santiago 4:8 dice:
“Acércate a Dios y Él se acercará a ti”.
- No es Dios quien se aleja, somos nosotros.
Cada oración, cada devocional, cada reunión con otros creyentes es como leña para el fuego. Pero cuando dejamos de hacerlo, poco a poco nos apagamos.
Tu vida espiritual
es tu responsabilidad: puedes ser una pequeña chispa que se apaga con el viento, o una antorcha que arde más fuerte cuando sopla el Espíritu de Dios.
2. Pierdes la pasiónEsto no pasa de un día para otro, sino lentamente. Sigues yendo a la iglesia, pero ya no sientes gozo ni hambre por la presencia de Dios. Todo se vuelve rutina.
Cuando ya no hay fuego:
- Servir es una carga.
- La fe se vuelve costumbre.
- Te vuelves religioso.
Jeremías lo expresó así:
“Había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” (Jeremías 20:9).
Ese mismo fuego es el que Dios quiere mantener en ti.
3. Pierdes el ánimoProverbios 18:14 dice:
“El ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?”Cuando hay fuego, siempre hay fuerza para levantarse.
Pero cuando el fuego se apaga, cualquier problema se convierte en un gigante. La tristeza, el desánimo y la depresión se instalan fácilmente.
- Si haces del Espíritu Santo tu mejor amigo, nunca te sentirás solo.
4. Pierdes territorioCuando el fuego se apaga, empezamos a retroceder:
- Viejos hábitos regresan.
- Vicios del pasado reaparecen.
- Amistades equivocadas vuelven a influir.
Recuerda: no existen amigos “neutrales”; o te acercan a Dios o te alejan de Él.
Muchos se apagan porque confunden las bendiciones con la fuente. Dios nos bendice, pero corremos el riesgo de olvidarnos de Él.
Deuteronomio 8:11 nos advierte: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios”.
La buena noticia
Aunque hayas perdido el fuego, Dios nunca renuncia a ti. Él sigue buscándote, sigue amándote, sigue esperando que vuelvas a encender tu corazón en su presencia.
- “Tan alto como sea tu arrepentimiento, así de grande será tu avivamiento.”