22 de Agosto – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Cuando Dios extiende su cetro: del dolor al favor
El cetro del favor sobre ti
1. El dolor no es el finalEn Ester 4:3-4 leemos que, cuando el pueblo judío supo del decreto que los condenaba, lloraron, ayunaron y se lamentaron. Eso mismo nos pasa hoy: frente a una mala noticia o una crisis, nos paralizamos. Nos llenamos de angustia, tristeza y quejas… pero muchas veces no pasamos de ahí.
- Ester, en cambio, sintió el dolor, no lo negó, pero decidió hacer algo. Aquí hay una enseñanza clave: está bien llorar, pero no podemos quedarnos atrapados en la tristeza. Hay que dar el siguiente paso: buscar soluciones y actuar.
2. No calles en tu momento decisivoEn Ester 4:14, Mardoqueo le dice a Ester:
“¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?”Esto es como si Dios te preguntara hoy:
—¿Y si justo por lo que estás viviendo ahora yo te puse en este lugar, en esta familia, en este trabajo?
La vida nos da responsabilidades y oportunidades. Si te quedas callado, si no actúas, la vida sigue… pero tú pierdes el propósito para el que fuiste creado. Dios nos invita a hablar con Él, a contarle nuestro dolor y a
asumir el rol para el que nos preparó.
3. La fuerza del ayuno y la determinaciónEn Ester 4:16, ella dice:
“Si tengo que morir, moriré”. ¿Qué significa esto hoy? Que estaba
decidida y enfocada. Antes de actuar, buscó a Dios en ayuno.
El ayuno no es una dieta espiritual, es disciplina. Nos enseña a callar el ruido de los sentidos (hambre, ansiedad, emociones) para escuchar con claridad lo que Dios quiere. En tiempos de decisiones difíciles, el ayuno fortalece tu espíritu y te prepara para la batalla.
4. Vestirse para el favorEn Ester 5:1, después del ayuno, ella se vistió con las vestiduras reales y se presentó ante el rey. Ese detalle es simbólico:
para recibir el favor de Dios hay que vestirse de santidad. No se trata de ropa física, sino de la actitud del corazón: limpiar nuestra vida, apartarnos de lo que nos contamina y presentarnos delante de Dios con un corazón íntegro.
5. El cetro de favorCuando Ester se acercó al rey, él extendió su cetro y le abrió la puerta de su favor (Ester 5:1-2). Eso mismo pasa contigo: cuando decides buscar a Dios con un corazón sincero, cuando lo adoras y lo honras,
Él extiende su cetro sobre ti.
Y entonces llega la gran pregunta (Ester 5:3):
“¿Qué deseas? ¿Cuál es tu petición?”.
6.
Hoy la pregunta es para tiDios también te pregunta:
—¿Qué quieres que haga por ti?
Él conoce tu dolor, tus lágrimas, tus luchas. Pero espera que des el paso: que seas proactivo, que no te quedes en la queja, que tengas el coraje de avanzar.
Cuando decides vivir con valentía, santidad y adoración, Dios te abre puertas imposibles, te bendice más de lo que pediste y te muestra que
su cetro de favor está sobre tu vida.