08 de Abril – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
"No es con Fuerza, es con Su Espíritu"
Los apóstoles tuvieron la mejor escuela bíblica de todos los tiempos: caminaron con Jesús durante tres años, comieron con Él, durmieron junto a Él, escucharon sus enseñanzas, vieron sus milagros. Si hubo un grupo privilegiado para vivir una vida cristiana firme, sin duda fueron ellos. Nadie tuvo mejor maestro, guía o ejemplo que Jesús mismo.Y, sin embargo, en su último encuentro con ellos, Jesús les dijo que aún no estaban listos. Les faltaba algo esencial. Hechos 1:4-5 “Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: ‘No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo’.”Jesús les pidió esperar… no por falta de fe, no por falta de experiencia, sino porque sin el Espíritu Santo, no hay poder para vivir como Él desea. No importaban los milagros que ya habían hecho, ni el impacto de su predicación. Aún necesitaban la presencia y el poder del Espíritu Santo.Jesús lo dijo claramente: Juan 15:5“...Separados de mí, nada pueden hacer.” 🙏 Oración“Dios, es en tu presencia donde renuevo mis fuerzas. Ahí me llenas de tu gloria, me das descanso y dirección. Hoy decido permanecer en Ti. Recuérdame el pacto que hicimos: que Tú eres mi Dios, y mientras viva, te alabaré sin reservas, sin condiciones, sin límites. Estoy dispuesta a hacer tu voluntad.”El Espíritu Santo no solo nos ayuda a alejarnos del mal o a vivir bajo principios bíblicos. Él es quien hace que Cristo viva Su vida en nosotros. Nuestra vida debe quedar escondida en Él, y ser transformada desde adentro.Porque la vida cristiana no puede vivirse por esfuerzo humano. Necesitamos su guía, su consuelo y su poder. Zacarías 4:6“No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—.” Si no somos llenos del Espíritu, viviremos esforzándonos y agotándonos, sin entrar en el verdadero descanso de Dios. Podemos hacer cosas buenas por nuestra cuenta, pero no podremos hacer lo que solo Dios puede hacer a través nuestro. Por eso, cuando Jesús subió al cielo, prometió enviar al Espíritu Santo. Esa promesa se cumplió 50 días después, en una fiesta especial llamada Pentecostés.Hechos 2:1-4“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. De repente, vino del cielo un estruendo como de un viento recio... y fueron todos llenos del Espíritu Santo…”Ese día, los discípulos dejaron de esconderse. Se llenaron de valor, hablaron con poder, y en dos mensajes miles se convirtieron. Fueron transformados.Así también, cuando abrís tu corazón, tu vida no vuelve a ser la misma después del toque de Dios. Él quiere llenarte con su Espíritu, transformar tus debilidades en fortalezas, y glorificarse a través de vos. Depende del Espíritu Santo. No te apoyes en tu sabiduría. Reconocé a Dios en todos tus caminos, y Él te guiará con poder. No busques excusas para alejarte de su presencia; encontrá razones para acercarte más.Y si hay rincones de tu vida que no le has entregado, es momento de abrir esas puertas. Dale el 100%. Prepará ese espacio, organizá tu “cita divina”, alejándote incluso de amistades o hábitos que te separan de Él, si es necesario. Decide seguir a Jesús de cerca, y para siempre.