03 de Abril – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
"Una Invitación a la Mesa del Rey:
¡Tu Lugar Está Esperando!"
Mateo 26:17-20"El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?” Jesús respondió: “Vayan a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y díganle: ‘El Maestro dice: Mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos’”. Los discípulos hicieron como Jesús les había mandado y prepararon la Pascua. Al anochecer, Jesús se sentó a la mesa con los doce. Mientras comían, les dijo: “Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar”.Me imagino a Jesús sentado a la mesa, compartiendo no solo con los fieles, sino también con los traidores, los sinceros y los hipócritas. Todos estaban invitados. Todos fueron servidos por el mismo Maestro. Fue un momento de comunión, pero también de revelación y confrontación.Mateo 26:22-29"Ellos se entristecieron mucho y, uno por uno, comenzaron a preguntarle: “¿Acaso seré yo, Señor?” Jesús respondió: “El que mete la mano conmigo en el plato, ese me va a traicionar". Luego tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo". Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: “Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados"".La Pascua y la Santa Cena: Un Pacto EternoPara los judíos, la Pascua era la celebración de la liberación de Egipto ( Éxodo 12:1-13 ). Se recordaba el sacrificio de un cordero sin defecto, cuya sangre protegía a sus hogares de la muerte.Cuando comparamos esta tradición con la crucifixión de Jesús, encontramos un paralelismo asombroso. Jesús es el Cordero sin mancha, puro y santo, quien entregó Su vida por nosotros. Así como los israelitas fueron salvados por la sangre del cordero, nosotros somos salvados por la sangre de Cristo.El sacrificio de Jesús marcó la transición entre el Antiguo y el Nuevo Pacto:- Antiguo Testamento: Se ofrecían sacrificios repetitivos de animales para el perdón de pecados.
- Nuevo Testamento: Cristo se ofreció una vez y para siempre. Su sacrificio nos redimió totalmente.
La Santa Cena es un recordatorio vivo de este sacrificio. Participar en ella no solo debe ser motivo de gratitud, sino también de renovación espiritual y alegría.Proverbios 15:15 "Para el abatido, cada día acarrea dificultades; para el de corazón feliz, la vida es un banquete continuo".La Mesa de GraciaDía a día enfrentamos una decisión: vivir en la plenitud de Dios o alejarnos de Su banquete de gracia. La mesa está servida, pero depende de nosotros acudir.Jesús lo deja claro: Juan 15:16"Ustedes no me eligieron a mí, sino que yo los elegí a ustedes".No llegamos a la mesa por nuestros propios méritos, sino por Su amor y misericordia. No podemos comprar nuestro lugar, porque Jesús ya pagó el precio. Solo nos queda aceptar Su invitación.Lucas 14:17 "Cuando el banquete estuvo listo, envió a su sirviente a decirles a los invitados: 'Vengan, el banquete está preparado'".Una Invitación DiariaDios no te pregunta cómo te sientes para venir a Su mesa. Él simplemente te llama: “Ven, todo está preparado para ti”.Salmos 23:5 "Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones".Esta no es una mesa cualquiera con tiempo de inicio y fin. Dios te invita a disfrutar de Su presencia cada día, sin hambre, sin carencias, con una copa rebosante de bendiciones.Cantares 2:4"Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor".Su amor cubre todas tus faltas, restaura lo que está roto y te invita a un futuro glorioso junto a Él. Aun Judas, quien traicionó a Jesús, fue invitado a Su mesa. No importa quién seas o cuál haya sido tu pasado, lo que realmente importa es Quién te está llamando a sentarte en Su mesa.