15 de Abril – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Santidad que Transforma: El Espíritu en Nosotros
Ezequiel 36:27 — “Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas.”La palabra “santo” en la Biblia significa apartado, y eso es exactamente lo que el Espíritu de Dios anhela para nosotros: que vivamos apartados para Él. ¿Para qué? Para obedecer sus decretos y vivir conforme a sus ordenanzas.El Espíritu Santo es quien nos guía hacia una vida santa. Por nosotros mismos, sería imposible. Pero con Él, todo lo podemos. Como dice Romanos 8:26, Él “nos ayuda en nuestra debilidad” y pone en nosotros tanto el querer como el hacer. Aunque nuestra carne nos empuje a caer, Su Espíritu nos fortalece para vivir según Su Palabra.No estamos solos, aunque a veces lo sintamos así en medio de nuestras luchas diarias. Si nos aferramos a Su Espíritu, venceremos cada batalla.Juan 14:17 — “Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce; pero ustedes sí lo conocen, porque ahora Él vive con ustedes y después estará en ustedes.”Nuestro anhelo debe ser que nuestro cuerpo se convierta en Su templo. El Espíritu Santo quiere habitar con nosotros y acompañarnos a donde vayamos. Quizás hoy sientes que le has fallado y que no eres digno de acercarte, pero cuando das el primer paso hacia Él… Él da el siguiente y te cautiva. Y termina por atraerte completamente hacia Su presencia.Nadie puede permanecer en la presencia del Espíritu Santo sin ser impregnado de Su santidad. Si Él está en ti, entonces tú también serás lleno de Su santidad.Cuando Moisés se encontró con la zarza ardiente, el suelo que pisaba era santo porque Dios estaba allí. Su presencia transforma cualquier lugar. Y cuando estamos verdaderamente en la presencia de Dios, Su santidad nos toca de tal forma que sentimos la necesidad de “quitar algo” de nosotros. En el caso de Moisés, fueron sus sandalias. ¿Qué necesitas quitar tú para experimentar Su presencia en plenitud?No pongas excusas. Quita de tu vida aquello que Dios ya te ha mostrado. Eliminarlo es cortar de raíz el pecado, para poder escuchar claramente Su voz.Dios no quiere un 99,9%. Él desea una entrega total. Él quiere el 100%, sin matices ni reservas.Piénsalo así: la Palabra de Dios es como el agua, pero si te bañas solo con agua, no eliminas las bacterias ni el mal olor. Necesitas el jabón —y ese “jabón” es el Espíritu Santo. Él limpia tu ser, mata el viejo “yo” y las toxinas espirituales. Pero tampoco basta con pasarlo una sola vez; debes permitirle actuar profundamente. Primero recibes la Palabra (agua) y luego dejas que el Espíritu Santo (jabón) haga su obra. Entonces sí, ocurre una verdadera limpieza interior.¿Quieres experimentar la presencia del Espíritu Santo? Entonces vuélvete a Su santidad. 2 Corintios 3:18 — “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”Cada encuentro con el Espíritu Santo produce una metamorfosis. Moisés, tartamudo e iracundo, se convirtió en el hombre más manso, en un libertador, y presenció los milagros más grandes… porque decidió obedecer y caminar en santidad.Hoy, el llamado es claro: estamos llamados a ser santos.1 Pedro 1:15-16 — “Pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: ‘Sean santos, porque yo soy santo’.”Pidamos al Espíritu Santo que nos santifique por completo: espíritu, alma y cuerpo.