12 de Abril – Un Día a la Vez: 365 Momentos con Él
Cuando el Alma se Cansa… El Espíritu Santo Te Restaura
Una de las oraciones más profundas y conmovedoras de toda la Biblia es la que hace el rey David en medio del quebranto. En el Salmo 51:10–13 clama a Dios diciendo:“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu Santo Espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación, y un espíritu noble me sustente.”David había perdido el gozo, esa alegría genuina de saberse salvo. Nada era como antes. Ya no sentía lo mismo. Y eso también nos pasa a nosotros cuando nos alejamos de Dios. Cuando fallamos y la culpa pesa más que nuestra fe, todo se apaga: el deseo de orar, de congregarnos, de recibir una palabra. Nos volvemos “anti todo”, y muchas veces la vergüenza es tan grande que nos cuesta volver.Antes, David anhelaba tanto la presencia de Dios que no dejaba que nadie más llevara el Arca; él iba donde fuera que Dios estuviera. Pero hubo un momento en su vida donde todo cambió. En su clamor, le dice a Dios:“Pueden quitarme todo, pero por favor... no me quites tu Espíritu Santo.”Para ese momento, ya había perdido un hijo. Sabía lo que era el dolor profundo, el vacío de no tener fuerzas para seguir. ¿Te suena familiar? Quizás hoy estás en ese mismo lugar, sintiéndote desgastado, sin ganas, sin pasión. Lo que necesitás es renovación.tu y yo necesitamos que el Espíritu Santo nos toque de nuevo, que nos haga nuevos desde adentro. David tenía un corazón conforme al de Dios porque nunca dejó de anhelar Su presencia. En ella encontraba la verdadera renovación.Dios mismo lo prometió:“Les daré un nuevo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes… Infundiré mi Espíritu en ustedes y haré que sigan mis caminos.” (Ezequiel 36:26–27)Si hoy sientes que tu corazón se ha endurecido, que tu fe está apagada, que hacés todo pero nada florece… este mensaje es para ti.Pablo escribió:“Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados… nuestro ser exterior se va desgastando, pero el interior se renueva día tras día.” (2 Corintios 4:8–9,16) ¡Renuévate como las águilas!El águila puede vivir hasta 70 años, pero para lograrlo, a los 40 debe decidir: morir o renovarse. Su pico se curva, sus garras ya no cazan, sus alas pesan... Entonces vuela alto, busca una roca, y comienza un proceso doloroso de transformación: se arranca el pico, luego las garras y plumas… y espera. Pasados cinco meses, sale completamente renovada y lista para vivir 30 años más.Nosotros también, para seguir volando alto, debemos dejar atrás el peso de lo viejo: hábitos, heridas, recuerdos. Solo así podremos abrazar la renovación y volar con nuevas fuerzas.